miércoles, 24 de abril de 2013

La tapé y cerré su puerta


Lo único que diré de esta foto es que fue sacada hoy hace justo un año, que quien la sacó sabía por qué lo hacía, que hasta aquí puedo escribir.

Esta herida es de las que hacen que me muerda el labio para retener las lágrimas, de las que despiertan una impotencia olvidada, de las que nacen de resquicios de ilusiones robadas, de las que aparecen sin ser llamadas, de las mismas que entonces transformaron un no en un sí.

En Comala comprendí.