"Tía son tan grandes que les voy a poner nombre". Y así apareció ella. La chica de la habitación de al lado, la misma que en ese momento miraba a mis amigas las motas de polvo. Aquella que bautizaron como burbuja en la época en la que yo era caraguarra-caraconejo. Poco a poco surgió todo y, sin darnos cuenta, ya éramos las chicas. Y ella estaba allí. Dispuesta a llenar su vida de números y sus paredes de anuncios. Dispuesta a sacar al mundo de la crisis y seguir las crisis de mi bote. Sus vestidos son cortos, sus noches de estudio largas. Vive en Madrid y la razón de esa sonrisa en Uruguay. Se ríe de mi anillo con lazo, yo de su estampado de caballos. Trata a su cámara como a su vida, probablemente lo sea. Devota de Mario Benedetti, lo que más cae en sus manos son los cartapacios de Montero Espinosa. Ella vive en un intenso azul perdido,tal como el azul incuestionable de sus ojos. Ella es la misma que un día pagó gustosamente un tratamiento de queratina, la misma que anima las subidas con "vamos Yaiza, mueve el..."La misma. Ella, su padre y yo estudiamos física a través del skype, yo tras la pared. Sí, a ella su padre le dedicó las palabras más bonitas jamás escritas. A ella y a su hermana. Sí, sí, la que le saca 4 cabezas. La que hoy está más cerca de la veintena lleva toda la vida con el mismo peluche, el que parece descansar sobre su cama. Ella lleva cascos rojos y un zapato de cada talla. Es testigo de los montañeros que sin llamarles aparecen (que le voy a hacer, soy así). Le encogieron una de sus camisetas favoritas, de ese azul ya descrito. Se paseó con ropa transparente por la facultad, la misma en la que el sexo masculino no brilla por su ausencia. Y es que ella es la inspiración personificada. Lleva el maletín de su abuelo el cardiólogo, botas en verano y la palabra carapapa siempre en la boca. Ella es Pohebe y para nosotras también Samantha. Sabe que me distraigo estudiando los movimientos de los pájaros y sabe también que algún día creerá mis teorías. Dice que se casará pronto. Sé que lo hará. La constancia y la lucha se reflejan en su letra. La misma que se plasma en hojas de cuadros con 4 agujeros. Ella se ríe, juega al voley y presta apuntes. También escribe en los míos. Y aun así ,y a pesar de lo mucho que digan las líneas que anteceden a esta, no la conocéis. La pequeña Nurita es una gran caja de sorpresas.
Hoy, uno de mis mayores regalos.
FELICES 19
"Que la vida va en serio, uno lo empieza a comprender más tarde. Como todos los jóvenes ella vino a llevarse la vida por delante."