Al otro lado del paso de peatones está él. Aún no sabe que lo observo pero se dará cuenta pronto. Ser feliz es su naturaleza, por ello sonrie sin querer y camina alegremente. No sabe enfadarse, nunca lo ha estado realmente, y cuando esto inevitablemente pasa, recurre a las palabras con ellas y al paso del tiempo con ellos. Es el amigo perfecto, quien escucha y ofrece confianza, pero no siempre se conforma con ese título. No busca a nadie en especial, busca ser especial para alguien. Abraza con el alma, cuando abraza de verdad. Sus manos no conocen el frío a pesar de que yo se lo presentase hace tiempo. Posee un gran corazón, lo que explica la desorbitada cantidad de sangre que circula por sus venas. Es una persona que se entrega pocas veces, pero que cuando lo hace, lo hace de verdad. No se acuerda de nada importante, no porque no quiera, él es así. Intenta evitar lo predecible y tiene miedo a arriesgarse sin saber qué viene despúes. Se toca el pelo con frecuencia. Se emociona cuando las cosas salen bien y no puede impedirse a sí mismo publicarlas a quien inconscientemente elija. Es quien único inspira a mis manos en este mundo de locos. Él llora, solamente cuando ama.