
Ayer me di cuenta de que aunque siempre haya soñado un baile de dos, me encanta quien por su timidez se esconde y aun así despliega bailes de miradas en absoluto cómplice silencio, silencio que no presta atención a los decibelios que lo rodean. Los momentos dan razones para dejar bailar a ilusos ojos, pero ellos no congenian con los relojes.
No tengo prisa.Tú tampoco.